Un pueblo con mucha historia situado al pie de los últimos contrafuertes de las montañas de Prades, bajo el monte d’en Cama.
Un pueblo con mucha historia situado al pie de los últimos contrafuertes de las montañas de Prades, bajo el monte d’en Cama.
Almoster está situado al pie de los últimos contrafuertes de las montañas de Prades, bajo el monte d’en Cama. El término tiene una forma alargada y estrecha, medio estrangulado entre los de La Selva del Camp, con el que limita por el noreste y el este, L'Aleixar al noreste, Castellvell del Camp al suroeste y Reus al sur. La parte alta del término es muy accidentada y llega hasta 645 m de altitud; la altitud inferior es de 140 m y de 290 m la situada al pie del edificio del Ayuntamiento
En el término se han encontrado restos neolíticos en las Masies y en el barranco del Picarany, además de ánforas romanas y sepulturas en el Pontarró, algunas de ellas reconstruidas en el museo de Reus. Estos hallazgos serían la demostración de la presencia de villas romanas.
Hay ciertas discrepancias respecto al nacimiento del nombre del pueblo, lo que sí es cierto es que en 1164 ya se citaba el torrente del Mosterio, que figura en la carta de población de La Selva del Camp del 1164. Otros autores lo presentan de origen árabe (Al-Munastir) que equivale a convento fronterizo o de vocablo mozárabe y, por tanto, anterior a la conquista franca.
En la etapa medieval, Almoster tuvo una comunidad judía y también fue un pueblo amurallado, pero sólo quedan como testigos los nombres de tres portales. Históricamente, el pueblo tenía que ir a bautizar a sus bebés a Reus, pero viendo la considerable vitalidad demográfica que adquirió en el siglo XVI, el arzobispo Gaspar Cervantes de Gaeta permitió el 16 de abril de 1573 tener una pila bautismal en la iglesia. Como muchos otros pueblos de la comarca, Almoster perteneció a la Comuna del Camp desde 1547 y, como mínimo, hasta agosto de 1710. En 1717 los documentos hablan de la existencia en el pueblo de tres caballeros. En el siglo XIX hubo un fuerte retroceso demográfico, seguramente atribuible a la filoxera. En 1854 tuvo más tierras gracias a incorporar tierras de L'Albiol.
Lista en 1704, perdió su patrimonio retablístico durante la Guerra Civil. Lo más importante de ellos era el altar de san Pedro, obra de Bonifaç. De la antigua ornamentación se conserva tan solo un panel barroco de san Isidro. Es una iglesia de una sola nave con capillas comunicadas entre si.
Existen diversas casas con dovelas –bloque de piedra con forma de cuña para formar arcos– y bóvedas. Entre las más importantes destacan la de Cal Víctor, con aires de masía, y Cal Llompart, con balcones renacentistas.
Dispersas por el término hay varias masías, la mayoría anticuadas, destacando por su importancia el Mas de Carreras, que Madoz ya distinguía como una hacienda importante a mediados del siglo XIX, el Mas de Picarany, de la familia del poeta reusense Gabriel Ferrater, que da nombre a una urbanización elevada, y el Mas de Víctor. De este último fue propietario Josep Rosselló y Martí, industrial y alcalde de Reus.
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